No hay nada peor para la fotografía que la calima. Ya hace cuatro días que la tenemos encima, y no hay forma de quitarla con el Photoshop.
Así y todo salí a dar mi paseo. A la Fortaleza de Masca, una cresta entre los Barrancos de Masca y de el Retamar. Trece kilómetros, cinco horas y mucho calor. La mayoría de las fotos, por la calima, no valen un coño, aunque soy consciente de que hay coños de mucho valor.
Es la segunda vez que hago este sendero. Comienza con vistas espectaculares de los caseríos de Masca,
Así y todo salí a dar mi paseo. A la Fortaleza de Masca, una cresta entre los Barrancos de Masca y de el Retamar. Trece kilómetros, cinco horas y mucho calor. La mayoría de las fotos, por la calima, no valen un coño, aunque soy consciente de que hay coños de mucho valor.
Es la segunda vez que hago este sendero. Comienza con vistas espectaculares de los caseríos de Masca,
y se dirige al mar, cresteando, entre retamas blancas y tabaibas artopurpureas.
Las amapolas, senecios y dientes de león, se agarran a los riscos para no despeñarse barranco abajo.
El sendero termina en el Acantilado de los Gigantes. El GPS marca 640 metros de altura, en un acantilado que parece cortado a cincel. ¡Impresionante!
Esas son mis botitas. La foto esta hecha con cierto canguelo.
No les meé a los barquitos encima porque uno es limpio, y por si alguno era de pescadores.
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