Los colores, que entran lentamente al campo, me acompañan durante todo el camino.
Ya están florecidas las tabaibas artropurpureas...
Los argyranthemun....
Los cerrajones...
Las jaras...
Los bicácaros...
Y cuando llego al Morro Verde...
...me recibe el silencio y la soledad más absolutos. Todo lo que veo queda bajo mis pies.
A la derecha el valle de Masca y Los Carrizales...,
A la izquierda, el Valle de el Palmar y el Monte del Agua...
Y al frente Santiago del Teide, con sus campos nevados de flor de almendro...
Detrás el macizo de Teno...
Y a lo lejos la silueta majestuosa del Teide...
Terminé en el restaurante El Norte de las Portelas, con un solomillo entre pecho y espalda, regado con cerveza sin alcohol, porque me esperaban 40 km de coche y uno es consecuente con la ley, no como el de las Azores.
¡Ños!, acabo de leer en Fuego Amigo que Pericles anda también haciendo campaña. No se dejen embaucar por ese encantador de serpientes, que los quiere llevar a un pedregal lleno de moscas, escorpiones y culebras.
Cuanta razón tiene Fanjul cuando dice que ese personaje " va con disimulo, este Pericles des de el homenaje cambio el lenguaje, se hizo más peonaje". ¡Cuidado Patricia, que no lleva buenas intenciones!
LLevaré a todo Fuego Amigo a un paseito de éstos.
Joer, amigo, me has puesto los dientes largos con el recorrido. Lástima que me pille tan lejos. Y encima te tomas un chuletón, pedazo de m..., para dar más envidia.
ResponderEliminarPor cierto, ya lo he puesto en Fuego amigo, pero mis intenciones siempre son claras como el agua y límpias como la patena.
Un afectuoso saludo.
Fdo.: pericles.
Apuesto por que el próximo Oh Menaje sea en esos "desiertos remotos y montañas lejanas". Pericles y yo ya somos dos. Y mi santa seguro que esta vez no me deja solo. O sea tres.
ResponderEliminarEl comentario anterior era de Manolo Saco. Mesolvidó la firma.
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