Una flor de pascua da para mucho, sólo hace falta un poco de paciencia. Me siento al lado y a esperar, hasta formar parte del paisaje. Al rato aparecen sus habitantes habituales, bichos de toda clase y ralea, primero de forma tímida y después casi en tropel. Ya es sólo cuestión de enfocar y disparar. Puede que fueran paranoias mías pero tenía la sensación de que algunos bichos me miraban con curiosidad, que se transformó en indiferencia y aburrimiento después de tropecientas fotos. Al final terminamos tuteándonos y alguno se me subió hasta a la chepa. Quedamos para un Oh Menage un día de estos. Aquí les pongo a los más guapos.
No te he enviado ningún bicho porque en Galicia caen chulos de puta, y con la lluvia desaparecen. Así que tengo que conformarme con fotografiar tonterías, pequeñas, pero tonterías, que no pasan de meros ejercicios fotográficos. Te mandaré una copa de vino, con su chorro congelado por el flash para que veas, de todas formas, las posibilidades del bicho.
ResponderEliminarTus bichos, con ese pedazo de camarón, parecen dinosaurios. Dales de comer. Al abejorro lo veo muy desmejorado.
¿Llueve? Mira a ver si trincas una sanguijuela.
ResponderEliminarJi, ji, ji. El abejorro es una mosca camuflada.